Parte I: No podemos predicar la moral en calzoncillos
A mi regreso de Botsuana (Issel) dos meses atrás, me topo nuevamente con la realidad que vivimos muchos en PR y alrededor del mundo. La gran mayoría de nosotros somos partícipes de los problemas que nos rodean y pocas veces queremos asumir nuestra responsabilidad.
Me explico…
Aunque me encontraba exhausta del viaje (sobre 25 horas de viaje, después de dos largas semanas de trabajo arduo), estaba entusiasmada de poder participar de las reuniones del Comité de Anticorrupción de las Asambleas de Pueblo de La Roosevelt, dónde estábamos aprendiendo sobre estrategias investigativas de corrupción, entre otras cosas.
Al terminar la reunión, como buena Millenial que soy, y con una larga lista de “to-dos” por terminar decido continuar mi trabajo en un bar, en compañía de comida y un buen palo. A pesar de mi determinado intento de no escuchar a los jóvenes que comían a mi lado, sus volúmenes parecían oponerse a mi necesidad de concentración. Así que poco a poco, me voy enterando como dos de los tres en la mesa, han visto en múltiples ocasiones cómo contratistas y oficiales públicos hacen miles de trucos en las contrataciones de servicios y productos para beneficiarse. Desde el punto de vista de esto chicos, su responsabilidad terminaba en alejarse de la actividad ilícita, y no ensuciarse las manos, porque ellos se “habían matado estudiando” como para destruirse la vida o la carrera por ser parte de un chanchullo o por chotear a los chanchulleros.
Y de repente fue claro. Chotear parecía tan fuera de opción como el mismo acto delictivo… es decir, desde sus puntos de vista, ambas opciones eran igual de mal vistas, mientras que la única opción digna de aprobación era la de salvarse el pellejo…quedándose al margen del evento delictivo.
La corrupción es una palabra que surge a diario en nuestras conversaciones con amigos/amigas, colegas, y familiares cuando hablamos sobre el mal uso y abuso de recursos, o las injusticias que observamos, sin preguntarnos: ¿Qué significa realmente? ¿Cuál es su historia? ¿Cuál es la psicología detrás del comportamiento corrupto? ¿Cómo y cuánto daño nos hace? ¿Quiénes son partícipes de la misma? ¿Cuál es nuestro deber al respecto?
Si te estas haciendo estas preguntas, esta Serie que comenzamos hoy se enfocará precisamente en hablar BIEN claro sobre lo que es, y cómo hasta el que “se mantiene al margen” es parte del problema. Así que, les adelantamos que, si bien esperamos compartirte mucha información útil, también te hablamos sin pelos en la lengua, duela a quien le duela.
Aunque las próximas partes de esta Serie hablarán sobre la historia y evolución de la corrupción, hoy nos enfocamos en las definiciones que hoy día tienen consenso, que son más relevantes para nuestra conversación, y que han sido aceptadas y utilizadas por muchos académicos y agentes de cambio. Y como siempre, necesitamos estar alineados/alineadas sobre lo que estaremos discutiendo primero (en este caso la corrupción), antes de hablar de su historia, impacto y soluciones.
Utilizamos la definición de corrupción como el acto de usar el poder/influencia pública para adquirir un beneficio privado. Los tipos de corrupción más comunes incluyen [1, 2, 3]:
- Corrupción en grande escala (“grand corruption”): ocurre cuando la elite política usa su poder e influencia para obtener beneficios económicos personales. Este tipo de corrupción usualmente ocurre cuando hay un sistema elaborado y resiliente, que permite corrupción en grandes niveles, muchas veces hasta ligado a organizaciones criminales.
- Como esos casos de fraude y corrupción “billonaria” con fondos federales otorgados para la recuperación post-Maria…
- Corrupción en pequeña escala (“petty corruption”): cuando oficiales/servidores públicos, en su interacción con el ciudadano o la misma burocracia, usan su poder o influencia para beneficiarse.
- ¿Alguna vez le diste a un policía un “par” de pesos para que no te diera una merecida multa o terminarás con un DUI? Pues que crees…eso no es caridad amigo/amiga
- Ahh…y la corrupción política: cuando los políticos manipulan las instituciones y las reglas en la distribución de recursos, para mantener o incrementar su estatus y/o poder.
- Algo así como los programas y sistemas establecidos para forzar y presionar el apoyo de políticos en el poderAl final del día es importante aclarar que la corrupción no es solo de los ricos. Ya sea en grande o en pequeña escala, humanos de todas clases sociales y económicas cometen estos delitos, eventualmente perjudicando y deteriorando nuestras instituciones.
¿Ves que no sólo se trata de los Keleher del mundo? Nos atrevemos a decir que la gran mayoría de las personas, en algún momento, han permitido, fomentado y/o activamente formado parte de un acto de corrupción. Ahora bien, esto no lo decimos para normalizar la corrupción, sino para responsabilizarnos, porque para detenerlo necesitamos empezar con nosotros mismos. Ok…¿Pero y dónde comienza este patrón de corrupción? ¿Cómo nos afecta? ¡Pues en las próximas partes de esta Serie, te contaremos eso y más!
¡Mientras tanto alerta a las señales de humo corrupto y no te dejes manipular!
Referencias:
- [1] Villarreal-Diaz, Mario. “Corruption, Character, and Institutions.” 2019. Social Philosophy & Policy Foundation.
- [2] Corduneanu-Huci, Cristina; Hamilton, Alexander; Ferrer, Issel Masses. 2012. Understanding policy change : how to apply political economy concepts in practice (English). Washington D.C. : The Worldbank. Link
- [3] Transparency International. Anti-corruption Glossary. Link
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